Los dramáticos acontecimientos de 1822: La guerra caótica incontrolada

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Alexandros Mavrokordatos

El año 1822 se caracterizó por una causa y un problema. La causa era: las luchas internas entre facciones políticas. El primer problema era: la incompetencia de la primera administración. Todo esto convertía a la lucha por la libertad en un verdadero desorden caótico. ¿Y los manda y los muertos? Fue el año en que la naval de revolución en lugar de ser una expectativa digna de una expectativa en la guerra, era un caos ahogando la libertad.
Tristeza y destrucción produjeron los sucesos dramáticos acaecidos en Grecia. En el año 1821, sobrevino la Revolución de 1821, que al principio arrojaría éxitos. Después, la situación fue a peor, porque el sultán Mahmud II envió un número realmente considerable de tropas a combatir en el frente, donde sus hombres pretendían aplastar a los sublevados y, así, sofocar la rebelión.
El 22 de febrero, una de las ciudades más prósperas de Macedonia, Naoussa, sufrió un holocausto. Zehir Pachá, el comandante de Salónica, invadió la ciudad y asesinó sin compasión a hombres, mujeres y niños. La NAOUSSA fue completamente destruida. Y ese es el luto que pesa en la historia de Grecia.
Unos meses después, el 26 de mayo, la isla de Quíos tuvo una experiencia similar. Las fuerzas de ocupación otomanas desembarcaron en la isla y comenzaron el asalto. Las mujeres, los niños y los ancianos fueron asesinados; los hombres, hechos prisioneros. Es difícil calcular con exactitud la cantidad de víctimas, pero se habla de entre 25.000 y 45.000 prisioneros en condiciones inhumanas. Lo que se menciona con frecuencia es que la isla, prácticamente, fue desierta: asesinados y prisioneros, en condiciones horrorosas, convirtieron a Quíos en una soledad trágica.
La barbarie otomana tampoco perdonó a Samos. El 18 de julio, el comandante de Esmirna, Karatasos, desembarcó en la isla y comenzó el saqueo y la matanza. El semanario El Eco de la Isla nos relataba que «los 4.000 sameses asesinados, más otros 3.000 que fueron apresados, formaron parte de la brutal represión otomaní que levantó la turbia cortina de la tan mal conocida paz otomana».
La masacre de Quíos y la destrucción de Samos fueron lo que provocó la reacción internacional. Las organizaciones filohelénicas que existían por toda Europa concentraron en ese momento su atención para ayudar a los griegos. Se puede decir, por lo tanto, que la solidaridad con los griegos fue un elemento fundamental para que la opinión pública europea cambiara y las potencias de Europa intervinieran en la guerra.
A pesar de las atrocidades, los griegos continuaron luchando por la independencia. La heroica resistencia y los sacrificios que hicieron estos hombres y mujeres de su tiempo hicieron posible la creación del Estado griego, cuyo nacimiento se conmemora cada año el 25 de marzo. En 1832, el establecimiento de ese nuevo Estado fue resultado de la intervención de potencias europeas y del consiguiente establecimiento de un gobierno en el que el rey Oto, hijo de Luis I de Baviera, se convirtió en el primer monarca griego, en un territorio que en comparación con el actual era muy reducido.

Los debilitantes conflictos internos

En 1822, cuando la Revolución producía sus estragos, las divergencias políticas internas entre las facciones de Ypsilantis y Mavrokordatos alcanzaban su punto culminante. Ypsilantis se retiró a la vida privada y dejó el gobierno en manos de su facción; esta facción, liderada por el mítico guerrero Kolokotronis, pasó a gobernar el país, mientras que Mavrokordatos y su facción en gobierno gobernaba el país con el apoyo de los isleños, sobre todo el de la isla de Hidra. Esta situación interna parecía un contrasentido, por el hecho de que Ypsilantis había sido una pieza importante en el arranque de la Revolución. Aunque Kolokotronis también había sido un gran luchador por la causa, parecía que Mavrokordatos y su facción contaban con la mayor parte de la opinión pública. El hecho es que, habida cuenta de la situación en que se encontraba la Revolución, tenía que pasar lo que pasó: que Mavrokordatos y su facción se quedaran con el país y con el gobierno.

La incompetencia y la inercia de la primera administración

La incompetencia y la ineficacia de la primera administración de la revolución que tomó el poder en julio de 1822 fueron tales que, a pesar de su larga duración de cuatro años (1822-1826), se convirtió en la administración más despreciada de la historia del país. Gobernaba de forma marginal el Comité Parlamentario y, de forma casi en el incierto modo del «gobierno de hechos consumados», el Ejecutivo.

Cuando Dramalis en julio invadió el Peloponeso, la administración se refugió en barcos. Durante un mes, no hizo nada, y luego tomó una dirección errática en diversos lugares. Con la inacción y la incompetencia que la caracterizaban, la primera administración traicionó la lucha. Las rencillas que había entre Kolokotronis y el momento de la administración ganaron en intensidad. Ciertas personas de la administración (incluyendo el autor del relato) se autoelogiaban en los despachos. Pero desde el despliegue de las tropas hasta la falta de una estrategia (sería un «dispositivo» en lugar de un «programa») y el no escatimar elogios en las actas de los despachos, la primera administración fracasó en el propósito de sostener la guerra favorablemente.
Mientras tanto, las luchas internas y la incompetencia de la primera Administración socavaron gravemente las luchas de 1822, conduciendo a un caos incontrolable que casi destruye la Revolución.

 

Bibliografía

Hionidis, G.H. (1968). Los acontecimientos en la región de Naoussa-Veroya durante la Revolución de 1822: (problemas en su cronología). Obtenido de ejournals.epublishing.ekt.gr

Siorokas, G.A. (1975). Hionidis, La campaña y la revolución en Olympon durante los años 1821-1822: (Tras documentos inéditos y nuevos datos sobre los lazaianos). Obtenido de ejournals.epublishing.ekt.gr