El baile de Salomé, pintura mural 1310-1320 de la capilla del Precursor en los Santos Apóstoles de Tesalónica. La representación artística de la bailarina con los pañuelos y la cabeza de Juan.
Título: El Baile de Salomé
Artista: El Abad Pablo y colaboradores
Tipo: Pintura mural
Año: 1310-1320 d.C.
Materiales: Fresco
Ubicación: Capilla del Precursor, Santos Apóstoles, Tesalónica
Introducción
La pintura mural del baile de Salomé en la capilla del Precursor en los Santos Apóstoles de Tesalónica es un excelente ejemplo del arte bizantino de principios del siglo XIV. La obra captura uno de los momentos más dramáticos de la narrativa bíblica: el baile de Salomé ante Herodes, que condujo a la decapitación de Juan el Bautista. La escena se presenta como parte del ciclo de la vida del Precursor que adorna las paredes de la capilla. La representación de la bailarina se integra en la escena del Banquete de Herodes, dividida en dos episodios por una ventana en el centro de la pared. Salomé se presenta en una postura impresionante, con el cuerpo doblado, sosteniendo pañuelos de baile y equilibrando sobre su cabeza la cabeza cortada de Juan. Esta escena es un ejemplo típico de la iconografía del tema en el arte bizantino, donde el baile de Salomé actúa como símbolo de la caída moral y la decadencia, contrastando con la figura del virtuoso mártir. La pintura del católico fue realizada por el abad Pablo, discípulo del patriarca Nifón, con la ayuda de artistas probablemente provenientes de Constantinopla. La datación de la obra se sitúa después de 1310, con las fechas exactas siendo objeto de discusión científica debido a la deposición de Nifón en 1314.
El Banquete de Herodes y el baile de Salomé son parte del ciclo de la vida de Juan el Precursor que adorna las paredes de la capilla en los Santos Apóstoles.
La Danza de Salomé: Un Análisis Iconográfico y Cultural
Orígenes Bíblicos y el Contexto Narrativo Fundamental
La historia del baile de Salomé, que culmina con la decapitación de San Juan Bautista, se narra en los Evangelios de Mateo (14:1-12) y Marcos (6:14-29). A pesar de que el nombre de “Salomé” no aparece explícitamente en estos relatos bíblicos, donde se la menciona simplemente como “la hija de Herodías”, el historiador Flavio Josefo la identifica como Salomé en su obra “Antigüedades Judías”. La narración describe cómo Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, había encarcelado a Juan el Bautista debido a sus críticas sobre el matrimonio de Herodes con Herodías, la ex esposa de su propio hermano. Durante una fastuosa celebración del cumpleaños de Herodes, Salomé danzó ante los invitados, cautivando de tal manera a Herodes que este le prometió concederle cualquier deseo como recompensa. Instigada por su madre, Herodías, Salomé solicitó la cabeza de Juan el Bautista presentada en una bandeja. La investigación llevada a cabo por Cook sobre la plausibilidad histórica de este baile revela que la escena se ajusta a un patrón narrativo cargado de un profundo simbolismo. De manera fascinante, la profunda influencia de la iconografía bizantina cretense es prominente en Grecia a través de la evolución del anti-naturalismo en la pintura posmoderna.
Tipología de las Representaciones Dancísticas en el Arte Bizantino
Dentro de la tradición iconográfica bizantina, el baile de Salomé se manifiesta en diversas tipologías que han experimentado una evolución a lo largo del tiempo. Según los estudios de Dimopoulos y Koutsouba, las representaciones de danzas femeninas durante el período bizantino desvelan elementos significativos acerca de las costumbres dancísticas de la época. Específicamente, Salomé se representa con frecuencia adoptando una de las siguientes posturas: a) con una completa extensión corporal, incluyendo curvas y flexiones que sugieren la dinámica del baile; b) en una posición acrobática con el cuerpo invertido y las manos apoyadas en el suelo; c) sosteniendo pañuelos o telas que ondulan en sus manos; y d) equilibrando la cabeza del Precursor sobre una bandeja que sostiene sobre su propia cabeza. Esta última tipología, precisamente la que se encuentra en Tesalónica, es distintiva del período bizantino tardío. Vanderheyde, en su análisis sobre la danza en el arte bizantino, explica cómo el movimiento articula elementos rituales y enfatiza que el baile de Salomé simboliza la naturaleza demoníaca del arte de la danza cuando se emplea para propósitos inmorales.
Simbolismo e Interpretación de la Figura de Salomé
En el arte bizantino, Salomé trasciende su rol como figura histórica para convertirse en un símbolo polivalente con complejas implicaciones morales, teológicas y sociales. Neginsky, en su exhaustivo trabajo sobre la imagen de Salomé en el arte, examina cómo esta figura se erige como un símbolo de las preocupaciones inherentes a la vida y al arte. Las interpretaciones ofrecidas por los Padres de la Iglesia bizantina, particularmente las de San Juan Crisóstomo, establecieron un vínculo entre la figura de Salomé y las fuerzas demoníacas, presentando su danza como un vehículo de corrupción y pecado. Estas interpretaciones ejercieron una influencia decisiva en la iconografía, donde frecuentemente se representa a Salomé con elementos que insinúan su degradación moral, tales como movimientos exacerbados, una paleta de colores intensos en sus vestimentas y posturas provocativas. Simultáneamente, su figura opera como un marcado contraste con la santidad de Juan el Bautista, subrayando la enseñanza de la oposición fundamental entre virtud y pecado, templanza y desenfreno, espiritualidad y el mundo material.
La Pintura Mural en la Capilla Dedicada al Precursor
Emplazamiento Arquitectónico y Disposición Escénica
La pintura mural que representa el baile de Salomé en la capilla del Precursor de la iglesia de los Santos Apóstoles se distingue por su meticulosa ubicación arquitectónica y su intrínseca relación con el espacio circundante. La escena se integra armoniosamente en el tambor de la pared norte, encontrándose dividida en dos episodios distintos por la presencia de una ventana. Esta disposición no es fortuita, sino que responde tanto a consideraciones prácticas como a intenciones simbólicas. Por un lado, aprovecha los elementos arquitectónicos preexistentes del espacio, incorporándolos de manera fluida en la composición artística; por otro lado, establece una clara distinción visual entre el banquete ofrecido por Herodes y el baile de Salomé, enfatizando su secuencia narrativa y su separación dramática. La composición de la escena presenta un muro continuo que sirve de telón de fondo, frente al cual se desarrolla la acción principal, creando una sensación de un escenario teatral. La figura esbelta y dinámica de Salomé predomina en la sección derecha de la composición, mientras que Herodes, cuya mirada se dirige persistentemente hacia ella, se sitúa en la parte izquierda, entronizado. Este contraste genera una tensión estética y semántica palpable que permea toda la representación.
Rasgos Técnicos y Ejecución Artística Detallada
Desde una perspectiva técnica, la pintura mural exhibe características propias del período tardío de los Paleólogos. La representación de Salomé se caracteriza por un movimiento enérgico y una notable delicadeza, lo que acentúa su maestría en la danza. Sus vestimentas, plasmadas en un intenso color terracota, presentan pliegues finos y sinuosos que acompañan el movimiento de su cuerpo, generando ritmo y dinamismo visual. Los pañuelos que sostiene en sus manos, un accesorio distintivo de la danza durante la época bizantina, tal como señala Vanderheyde, se representan con una fluidez que sugiere su desplazamiento en el aire. El halo que circunda la cabeza de Juan el Bautista en la bandeja que Salomé equilibra constituye un elemento técnico y simbólico de gran relevancia, ya que contrasta la luminosidad divina de la santidad con el fondo oscuro que envuelve la escena. La maestría técnica evidente en la obra testimonia la presencia de artistas de excepcional habilidad, probablemente provenientes de Constantinopla, confirmando la observación de que estas pinturas murales son ejemplos de una calidad artística sobresaliente.
Representación de la Danza y la Cinética Expresiva
La cinética de Salomé tal como se presenta en esta pintura mural es un elemento crucial para la comprensión de las prácticas dancísticas del período bizantino. La bailarina se muestra con el cuerpo flexionado, adoptando una postura que fusiona la destreza acrobática con una marcada teatralidad. El acto de equilibrar la bandeja con la cabeza del Precursor sobre su cabeza representa un ejercicio de extraordinaria dificultad, que subraya la habilidad de la bailarina y añade intensidad dramática a la escena. Esta representación se alinea con las descripciones de los bailes de la época, donde la acrobacia y la exhibición de habilidades constituían elementos fundamentales del arte de la danza. Los movimientos de baile y la postura general de Salomé reflejan la percepción bizantina sobre la danza secular como un medio de exhibición, así como un posible vehículo de desviación moral.
Elementos Simbólicos y la Riqueza de la Representación Cromática
La paleta de colores empleada en la pintura mural funciona como un vehículo de simbolismos que refuerzan el mensaje teológico inherente a la escena. El intenso rojo/terracota del vestido de Salomé evoca tanto la pasión como la sangre del mártir, constituyendo un recordatorio visual del trágico desenlace de la historia. El fondo oscuro de la escena intensifica el carácter dramático y subraya la naturaleza sombría y pecaminosa de las acciones representadas. En contraste, el halo dorado que rodea la figura de Juan el Bautista actúa como un símbolo de la luz divina y de su victoria espiritual, a pesar de su muerte física. Este uso simbólico del color es una característica distintiva del arte bizantino, donde el color trasciende su función meramente decorativa para actuar como un portador de mensajes teológicos y didácticos.
Vínculo con el Programa Iconográfico General
La escena del baile de Salomé se integra de manera orgánica en el programa iconográfico más amplio de la capilla, que está dedicada a la figura de San Juan el Precursor. El ciclo de pinturas murales abarca escenas de la vida del Precursor, desde su infancia hasta su martirio, con su figura ocupando un lugar preeminente en el cuarto de la bóveda. La cuidadosa selección y disposición de las escenas sigue una progresión narrativa y teológica lógica, con la escena del baile de Salomé constituyendo un punto crucial en el desarrollo de la narrativa. La conexión intrínseca de esta escena con el resto del programa iconográfico refuerza la iconografía del baile de Salomé como un elemento integral de la narrativa del martirio de Juan, convirtiéndola en un ejemplo paradigmático de la coherencia y la planificación que caracterizan el arte eclesiástico bizantino.
El Baile de Salomé como Fenómeno Cultural Significativo
La Danza en la Sociedad y el Arte Bizantino
En el contexto de Bizancio, la danza constituía un elemento significativo de la vida social y cultural, manifestándose en una variedad de formas que abarcaban desde prácticas rituales y religiosas hasta entretenimientos seculares. Las ceremonias imperiales frecuentemente incluían actuaciones de danza, mientras que en la tradición popular el baile acompañaba celebraciones matrimoniales, festividades y otros eventos sociales. La postura adoptada por la Iglesia hacia la danza era ambivalente: si bien condenaba los bailes seculares considerados “indecentes”, reconocía el valor simbólico de los movimientos rítmicos y medidos dentro del contexto del culto religioso. Según un estudio reciente de Varsimashvili-Raphael, la representación de Salomé en el arte bizantino contrasta marcadamente con el ascetismo característico de la estética bizantina, funcionando como el símbolo de la danza peligrosa y prohibida. No es una coincidencia que los escritores bizantinos a menudo recurrieran al baile de Salomé como un ejemplo del efecto destructivo que puede tener la expresión corporal descontrolada.
Salomé en el Corpus Literario Bizantino
Las referencias a Salomé en la literatura bizantina son abundantes y ejercen una influencia considerable en la configuración de su iconografía. Escritores eclesiásticos de la talla de San Juan Crisóstomo interpretaron su historia como una parábola aleccionadora sobre los peligros inherentes al deseo carnal y a la corrupción moral. Crisóstomo, en particular, estableció un vínculo explícito entre el baile de Salomé y las fuerzas demoníacas, una conexión que influyó profundamente en la tradición iconográfica. En uno de sus sermones, afirma: “El diablo danzaba entonces a través de los pies de Salomé”, formulando una interpretación teológica que definió la percepción de su figura tanto en el arte bizantino como en el post-bizantino. Esta interpretación explica por qué en la iconografía bizantina Salomé a menudo se presenta de una manera que subraya su peligrosa fascinación, en marcado contraste con la santidad de Juan el Bautista.
Contextualización Histórica y Proyecciones Sociales Implícitas
La contextualización histórica del baile de Salomé reviste un interés particular para comprender las proyecciones sociales inherentes a su representación artística. La plausibilidad de un baile de estas características en la corte de Herodes Antipas ha sido objeto de debate académico, con la investigación histórica explorando los tipos de danza que podrían haberse ejecutado en un banquete oficial de la época. La convergencia de la documentación histórica y la representación artística ofrece valiosa información sobre las prácticas dancísticas y las convenciones sociales tanto de la época bíblica como de la bizantina. La interpretación de la escena a través del prisma de las proyecciones sociales pone de relieve cómo los bizantinos percibían la intrincada relación entre género, poder y moralidad.
Elementos Simbólicos y Proyecciones Teológicas Fundamentales
El baile de Salomé en la tradición bizantina conlleva una rica carga simbólica con importantes proyecciones teológicas. La figura de la bailarina representa la caída y el pecado, en contraposición a Juan el Bautista, quien simboliza el arrepentimiento y la santidad. Esta oposición no es meramente dramática, sino que funciona como una visualización palpable de la enseñanza teológica sobre el pecado y la redención. Adicionalmente, la cabeza decapitada de Juan que Salomé equilibra sobre su cabeza constituye un poderoso símbolo del triunfo del martirio sobre el placer efímero. Como señala Germanidou en su estudio sobre las figuras femeninas seculares en el arte bizantino, la iconografía bizantina no se centra en el cuerpo sexualizado, sino en la carne humilde que rodea una estructura ósea, enfatizando así la fragilidad inherente a la naturaleza humana y la necesidad imperante de la cultivación espiritual.
Influencias y la Evolución Temática en el Arte Post-Bizantino
La iconografía del baile de Salomé ha ejercido una influencia significativa en el arte post-bizantino y occidental, experimentando una evolución y adaptación a diversos contextos artísticos e ideológicos. Dentro de la tradición ortodoxa, el tema ha mantenido en gran medida sus características bizantinas fundamentales, mientras que en el arte occidental ha sido objeto de nuevas interpretaciones, particularmente durante el Renacimiento y el Simbolismo del siglo XIX. Hausamann, en un extenso estudio dedicado a la figura de la bailarina Salomé en el arte, identifica tanto las continuidades como las rupturas existentes entre la iconografía bizantina y la posterior. Las representaciones del baile de Salomé en diferentes épocas y contextos culturales reflejan las cambiantes percepciones sobre la sexualidad femenina, la compleja relación entre el cuerpo y el espíritu, y el poder intrínseco del arte para expresar tanto lo peligroso como lo trascendental.
La fascinante iconografía de Salomé capturada en un detalle de una pintura mural bizantina, revelando la intensidad dramática de su danza bíblica.
Diferentes Interpretaciones & Evaluación Crítica
La iconografía del baile de Salomé ha suscitado diversas aproximaciones interpretativas por parte de investigadores del arte bizantino. Algunos estudiosos, como Germanidou y Dimopoulos, se centran en las dimensiones sociales de la representación, considerando el baile de Salomé como un reflejo de las percepciones sobre la presencia femenina en la esfera pública. Otros, como Vanderheyde, se enfocan en la dimensión simbólica del movimiento y el cuerpo, analizando cómo la postura de danza transmite mensajes teológicos. Una aproximación diferente es la de Varsimashvili-Raphael y Neginsky, que examinan la intertextualidad entre la narrativa bíblica y la tradición artística. Finalmente, hay investigadores que, como Cook, abordan el tema desde una perspectiva histórica, explorando la relación entre la narrativa bíblica y las prácticas de danza reales de la época.
Epílogo
El baile de Salomé en el arte bizantino es un fenómeno complejo que combina narrativa histórica, enseñanza teológica y expresión artística. La pintura mural en la capilla del Precursor en Tesalónica ofrece una excelente oportunidad para el estudio de esta tradición iconográfica, destacando tanto los elementos artísticos como los simbólicos que han moldeado la representación del tema. El atractivo atemporal y la interpretación multifacética del baile de Salomé atestiguan la capacidad del arte bizantino para transformar narrativas bíblicas en experiencias visuales ricas en significado y emoción. A través de esta narrativa visual, el arte bizantino logra transmitir no solo una historia, sino también un conjunto de valores e ideas que continúan preocupando al espectador contemporáneo.
Preguntas Frecuentes
¿Cuándo se data la pintura mural del baile de Salomé en los Santos Apóstoles?
La pintura mural del baile de Salomé en la capilla del Precursor en los Santos Apóstoles de Tesalónica se data en el período 1310-1320 d.C. La datación exacta es objeto de discusión científica, ya que está relacionada con la deposición del Patriarca Nifón en 1314. Los investigadores proponen diversas fechas entre 1310 y mediados de siglo, con el asunto permaneciendo abierto hasta la publicación completa de la decoración tras la limpieza de las pinturas murales.
¿Cuál es la particularidad artística en la representación de la bailarina Salomé en Tesalónica?
La particularidad artística en la representación de la bailarina Salomé en Tesalónica radica en la postura de su cuerpo y en el impresionante elemento del equilibrio. Se presenta esbelta, con el cuerpo doblado, sosteniendo pañuelos de baile en las manos y al mismo tiempo equilibrando sobre su cabeza la bandeja con la cabeza cortada de Juan. Esta postura compleja y acrobática resalta tanto la destreza en la danza como el contenido dramático de la escena.
¿Cómo se integra el baile de Salomé en el programa iconográfico más amplio de la capilla?
La escena del baile de la hija de Herodes se integra orgánicamente en el ciclo de la vida de Juan el Precursor que adorna la capilla. Es parte de la narrativa del martirio de él, ubicada en el tambor de la pared norte en continuidad con el Banquete de Herodes. La escena actúa como un punto crítico en la evolución de la narrativa, conectando el conflicto personal de Juan con Herodes y Herodías con el trágico desenlace de su martirio.
¿Qué elementos simbólicos contiene la representación de la danza de Salomé en el arte bizantino?
La representación de la danza de Salomé en el arte bizantino contiene un rico simbolismo. El vestido rojo de la bailarina evoca la pasión y la sangre del mártir, mientras que los pañuelos de baile en sus manos simbolizan el placer mundano. La cabeza de Juan con el halo contrasta la luz divina de la santidad con el oscuro fondo de la escena. El fondo negro subraya el carácter pecaminoso de las acciones representadas.
¿Cuáles son las principales influencias en la tradición iconográfica del baile de Salomé?
Las principales influencias en la tradición iconográfica de Salomé durante su baile incluyen tanto los textos evangélicos como las interpretaciones de los Padres de la Iglesia. Es particularmente significativa la influencia de Juan Crisóstomo, quien vinculó el baile con fuerzas demoníacas. Además, la percepción bizantina del baile secular y la postura de la Iglesia hacia la expresión corporal moldearon decisivamente la forma en que se representó la escena en el arte.
¿Cómo ha evolucionado la representación de la bailarina Salomé en el arte a lo largo del tiempo?
La representación de la bailarina Salomé ha experimentado una evolución significativa a lo largo del tiempo. En el período bizantino temprano, a menudo aparece en una simple postura de danza, mientras que en la época bizantina media se desarrollan posturas más acrobáticas. En el período bizantino tardío, como en la pintura mural de Tesalónica, aparece el patrón del equilibrio de la cabeza de Juan. En el arte post-bizantino y occidental, especialmente durante el Simbolismo del siglo XIX, la figura de Salomé fue reinterpretada a través de nuevas perspectivas estéticas e ideológicas.
Bibliografía
- Cook, J.G. “El Baile de Salomé y la Cuestión de la Plausibilidad Histórica.” Journal for the Study of the Historical Jesus, 2024.
- Dimopoulos, K., & Koutsouba, M. “Las Iconos Revelan: El Lugar de la Mujer en la Danza en el Período Bizantino a Través de las Representaciones de las Iglesias y Monasterios.” International Journal of Education & the Arts, 2021.
- Germanidou, S. Mujeres Bizantinas Seculares: Arte, Arqueología y Etnografía. 2022.
- Neginsky, R. Salomé: La Imagen de una Mujer que Nunca Existió; Salomé. 2014.
- Vanderheyde, C. “La danza en el arte bizantino: cuando el movimiento expresa un ritual. Reflexiones a partir de ejemplos seleccionados.” Ktema, 2007.
- Varsimashvili-Raphael, M. “Salomé-El Mito Simbolista.” Estados de Decadencia: Sobre la Estética de la Belleza, la Decadencia y la Transgresión. 2016.
- Vadillo, M.A.W. “Salomé. La Joven que Baila.” Revista Digital de Iconografía Medieval, 2016.