El arte de la cerámica ática de figuras negras floreció durante el siglo VI a.C. en la antigua Grecia, alcanzando su apogeo con el ceramista Exequias, cuyo nombre se asocia a algunas de las obras más espectaculares de este medio. Una de ellas es su famosa ánfora, que representa la escena del duelo entre el héroe griego Aquiles y Pentesilea, reina de las Amazonas. Datada entre 540 y 530 a.C., esta pieza monumental (41 centímetros de altura) es un testimonio no solo de la técnica de figuras negras, sino también de la calidad de la escenografía, de la expresión plástica y de los contenidos narrativos que ofrecía esta forma de pintura sobre un soporte tan frágil como la arcilla. Tal pareciera que Exequias, además de ser un gran ceramista, fue un excelente narrador visual. Hoy está expuesta en el Museo Británico, pero es probable que la vean en las clases de arte de las universidades.
La técnica de figuras negras áticas llegó a su apogeo en la segunda mitad del siglo VI a.C., y Exequias es uno de sus más ilustres exponentes. Su estilo se caracteriza, ante todo, por una impresionante precisión en el detalle, que se puede apreciar, sobre todo, en las partes más delicadas de las figuras, como la cabeza. Sin embargo, la anatomía de las figuras no es su único fuerte. La comprensión de la composición y del movimiento de las mismas es también una de las virtudes que le reconoce Munich (2002), junto con una no menos célebre maestría para la representación de «escenas mitológicas o heroicas de gran rigor y aún mayor impacto visual».
La técnica de figuras negras era una forma de pintar que consistía en representar las figuras en color negro sobre un fondo de arcilla roja, creando un juego de luces y sombras que resaltaba las formas y, por lo tanto, la función que cumplían. Los detalles se conseguieron a través de incisiones, que permiten definir con precisión los contornos y los rasgos de las figuras, así como de toques de color blanco y rojo que añadieron a la escena mayor vivacidad y un fuerte contraste que la destacó dentro del repertorio de escenas narrativas que jamás se atrevieron a imaginar los artistas griegos previos a este estilo.
La urna de Exequias se destaca por su excepcional estado de conservación y su rica decoración. En el cuello del recipiente, se observa una banda decorativa que contiene palmetas y lotos. Estando en el hombro del ánfora, se visualiza un motivo que encierra algunos elementos de la mejor época del geométrico. En la mayor parte del cuerpo del recipiente hay una representación central dramática que se enmarca detrás y delante por bandas decorativas que presidían la escena en la que la figura representada habla o hace que alguien escuche.
Los elementos decorativos de la ánfora tienen un significado simbólico, más allá de que su función sea, como se podría creer, la de meramente algo estético. Llevando ya el comentario del texto al elemento más central, en la escena representada en la ánfora, lo que se está haciendo es mostrar la paliza que unas amazonas le están dando a unos hombres, escena que, por resolver lo que el autor del texto estudia, se podría resumir así: «la composición del ánfora es un ejemplo característico de la amazonomaquia».
El Mito de Aquiles y Pentesilea
La narración mitológica del encuentro de Aquiles con Pentesilea es uno de los momentos más conmovedores del ciclo troyano. En la versión que ha prevalecido, la reina de las Amazonas llegó a Troya después de la muerte de Héctor, para ayudar a los troyanos sitiados. Su presencia en el campo de batalla marcó una nueva dinámica en la guerra.
Las Amazonas, una tribu de mujeres guerreras, ocupaban un lugar especial en la tradición mitológica. Habitaban en los márgenes del mundo griego y simbolizaban lo «otro», lo exótico y lo peligroso. Pentesilea, hija de Ares, se destacaba por su valentía y su destreza estratégica. Su duelo con Aquiles simbolizó el conflicto entre el mundo griego y los «bárbaros».
En la escena central del vaso, el momento dramático se captura con maestría excepcional. Las dos figuras se representan en una composición dinámica, donde el movimiento y la intensidad de la batalla son evidentes. El armamento de los guerreros se representa con un detalle excepcional: la armadura de Aquiles y el equipo amazónico de Pentesilea sugieren su diferente origen.
La representación trasciende la simple ilustración de un conflicto bélico. El momento elegido es aquel en el que Aquiles, al vencer a Pentesilea, se da cuenta de su belleza. La trágica ironía de la escena radica en el hecho de que este reconocimiento llega en el momento de su muerte. La composición captura el delicado equilibrio entre violencia y atracción, muerte y amor, guerra y humanidad.
La fuerza narrativa de la escena se ve reforzada por el uso hábil del espacio y la cuidadosa colocación de las figuras. Las armas, los escudos y los elementos decorativos crean un marco que resalta el dramatismo del momento, mientras que los detalles en la representación de los rostros y las vestimentas atestiguan la alta competencia técnica del artista.
El Legado de la Obra
El valor atemporal del ánfora de figuras negras en la historia del arte sigue siendo indiscutible. Esta obra maestra es un punto de referencia para el estudio de la cerámica arcaica, ya que combina la perfección técnica con la profunda dimensión simbólica de la escena representada.
La influencia de la composición en la producción artística posterior fue decisiva. La representación dramática del duelo inspiró a numerosos artistas en los siglos que siguieron. Como se señala en la bibliografía relevante, la escena se convirtió en un modelo para la representación de temas similares en el arte griego antiguo (Laryngakis 2016).
Significado Arqueológico e Histórico
La obra es una fuente valiosa de información para comprender la sociedad griega antigua y sus percepciones. La detallada representación del armamento y las vestimentas proporciona datos importantes sobre la cultura material de la época. Al mismo tiempo, la composición refleja las percepciones sociales y los modelos culturales del período arcaico.
Los estudios contemporáneos abordan la obra desde diversos marcos teóricos. El análisis de la iconografía se extiende más allá de la simple descripción, examinando las dimensiones sociales, políticas y filosóficas de la representación. Se pone especial énfasis en el estudio de las relaciones de género y los simbolismos culturales incorporados en la escena.
La investigación contemporánea también destaca la importancia de la obra para comprender las técnicas de la cerámica antigua. La excelente conservación del ánfora permite un estudio detallado de los métodos de fabricación y decoración de los vasos del período arcaico, ofreciendo información valiosa sobre la evolución del arte cerámico.
El ánfora de figuras negras del siglo VI a.C. se destaca como uno de los ejemplos más importantes de la cerámica arcaica. La destreza en la representación de las figuras, el dramatismo de la composición y el simbolismo de la escena demuestran el alto valor artístico de la obra. La representación del duelo entre Aquiles y Pentesilea captura no solo un momento mitológico, sino también percepciones sociales y culturales más profundas de la época. La influencia atemporal de la obra en el arte y su importancia para comprender la sociedad griega antigua la convierten en una parte integral del legado cultural mundial.
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Referencias Bibliográficas
Beazley, John Davidson. «The Development of Attic Black-Figure.» Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 1951.
Boardman, John. «Exekias.» American Journal of Archaeology 82, no. 1 (1978): 11-25.
Laryngakis, Panagiotis. «La amazonomachía en el arte de los períodos arcaico, clásico y helenístico.» Tesis doctoral, Universidad de Tesalia, 2016.