El Levantamiento griego: La contribución crucial de las islas del Egeo
El Egeo contiene un Archipiélago; en este Archipiélago hay islas que, como Hydra, Spetses y Psara, desempeñaron (y lo siguen haciendo) un papel decisivo en la lucha por la independencia griega. Las islas que componen el Archipiélago helénico mantienen la economía de la guerra, y por eso el puerto y la revolución (la naval y la terrestre) son posibles.
La insurrección de los isleños griegos en 1821: El comienzo de la lucha
Las islas del Egeo, aun estando geográficamente aisladas, estaban en la vanguardia de la Guerra de Independencia. La insurrección comenzó en Hydra el 16 de abril de 1821, cuando el valiente capitán Antonios Oikonomou depuso al gobernador otomano Nikolaos Kokovilas. Este acto de desobediencia marcó el principio del Levantamiento griego en las islas.
Aunque Oikonomou tuvo un poder efímero, ya que los notables de la isla lo exiliaron, los hidriotas no cesaron en la lucha y continuaron con más bríos que nunca. Lo mismo hicieron los habitantes de Spetses y Psara, que en los días siguientes se rebelaron. A pesar de las luchas internas y las diferencias políticas, los isleños se mantuvieron unidos en el único objetivo que les ocupaba: la libertad de Grecia.
Una poderosa flota compuesta por barcos de fuego, bergantines rápidos y otros navíos, bien pertrechados con cañones, dio las primeras embestidas en el combate; constituyó la columna vertebral de la lucha en el mar. Esto fue posible por la financiación, en gran medida, de los mismos isleños. Estos señas mantuvieron a Samos en manos griegas y hostigaron a la flota otomana, en un verdadero «corsairaje» que podía hacer envidia a cualquiera de los grandes capitanes del siglo XVII.
No obstante, no todas las islas tuvieron la misma suerte. A pesar de la heroica resistencia de sus habitantes, Quíos, Kasos y Psara no pudieron hacer frente al embate del enemigo y fueron sometidas a crueles represalias. En estas trágicas derrotas, la superioridad numérica y la fuerza del Imperio Otomano se hicieron sentir con toda su intensidad.
Nada podía frenar la pasión y la determinación de los griegos insulares por alcanzar la libertad. A costa de sus propias vidas, se sostuvieron contra la poderosa flota otomana y abrieron el camino a la libertad de Grecia.
Los enormes sacrificios económicos de los isleños griegos
Los griegos de las islas además de ofrendar su sangre hicieron grandes sacrificios económicos por la causa. Según datos oficiales del Estado griego, las islas de Hydra, Spetses y Psara despilfarraron por la buena causa la suma de 18 millones de dracmas de oro. De esta cantidad, 9 millones provenían de Hydra, 5 de Spetses y 4 de Psara. El dinero fue recaudado entre los ricos comerciantes y armadores de estas islas, quienes no vacilaron un momento en poner su sangre, sudor y lágrimas al servicio de la ocasión.
Estos recursos se destinaron a sufragar las embarcaciones y las operaciones navales. La construcción y el mantenimiento de los barcos, la compra de armas y municiones, el abono de los sueldos de los marineros y los soldados, todo ello requería una cantidad asombrosa de dinero. Los isleños, tan solamente conscientes de lo esencial que era su colaboración, hicieron lo necesario para sostener con sus aportaciones la lucha.
Los sacrificios en las islas fueron desproporcionadamente grandes en comparación con los del resto de Grecia. Mientras, por un lado, el Peloponeso, Grecia continental y Rumelia recaudaron 22,5 millones de groschen en conjunto, por otro lado, ese dinero provenía de estratos sociales que, en su mayoría, no eran ricos. En las islas, el peso de esa recaudación recayó casi en su totalidad sobre los ricos, lo que hizo que sus «donaciones» y «aportaciones» al esfuerzo de recaudar esos 22,5 millones de groschen parecieran sacrificios mucho mayores que los que hacían los 22,5 millones de groschen que se recaudaron en la Noos.
Es preciso señalar que, mientras que el resto de Grecia había recibido préstamos por un total de 15 millones de groschen, las islas solo aportaron recursos propios a la lucha. Sin esos sacrificios, habría sido muy difícil continuar con la lucha en el mar. Los hombres y mujeres de las islas dieron su alma y su hacienda por la libertad, y la contribución económica que hicieron fue esencial para que el Levantamiento griego triunfara.
La unidad fraternal de los isleños: El secreto del éxito
Lo que impresiona de la actitud de los isleños griegos no es solo el sacrificio económico, sino la unidad fraternal que mostraron en la lucha. El secreto de los éxitos en el mar de Hydra, Spetses y Psara fue la concordia. A pesar de las luchas internas por el poder, las diferencias políticas y las rivalidades personales, los isleños supieron dejar de lado sus discrepancias y unirse frente al enemigo común.
Todo les parecía común: lo que supieron como sacrificios, lo que reconocieron como gloria y, por supuesto, lo que abarcaron como sufrimientos. Cada isla tenía su propia dirección y sus propias maneras, pero en el mar luchaban bajo una sola bandera. ¿Por qué nomás? Porque la forma en que una se presenta en una pelea no es otra forma que la de lucha en solidaridad y cooperación. Esa fue la enésima victoria del enésimo griego. Esa fue una de esas cosas que hay que recitar o contar.
Un ejemplo de esta unidad fraternal se presentó en 1826, cuando, a raíz de la caída de Mesolongi, todos temieron un ataque de Ibrahim a las islas. Fue entonces que los spetsiotas decidieron abandonar su isla y emigrar a Hydra. Con este acto, pretendían unir sus fuerzas frente al enemigo común y mostrar su solidaridad con los hidriotas.
La propuesta fue recibida con gran entusiasmo por los notables de Hydra, que les prometieron un alojamiento cómodo y un trato cordial y hospitalario. Los emigrantes spetsiotas llegaron a Hydra en mayo y junio de 1826 y fueron recibidos de la forma prometida. Ellos, los bien recibidos, fueron quienes a través de su ejemplo comenzaron a construir el «cocido» como símbolo de unidad que en las tropas griegas de la guerra de independencia se asentó en el continente y en las islas.
El papel decisivo de la flota en la Revolución griega
Los isleños griegos jugaron un papel crucial en el éxito de la Revolución. Sin sus victorias en el mar, la lucha en la tierra habría sido mucho más difícil de sostener. La flota griega, tripulada principalmente por isleños, controló el Egeo, cortó las líneas marítimas de los turcos e hizo el favor de aparecer en la escena y ofrecer su ayuda a los combatientes en la tierra.
Por su supremacía sobre el mar, los griegos pudieron llevar hasta los diversos frentes de batalla armas, municiones, alimentos y refuerzos. Y la flota griega cuidó también de las costas del Peloponeso y de la Grecia continental, protegiéndolas de las incursiones enemigas y dándole un tiempo precioso a los patriotas para organizarse y resistir.
Sin embargo, la flota no pudo ofrecer una protección total a todas las islas. Las remotas islas del Egeo no contaron con una defensa suficiente y sufrieron la dureza del enemigo. Y aun así, la flota hizo lo que pudo y, partiendo del mar, en el año 1827, se llevó a cabo una acción que ganó el mar para la causa griega.
El apoyo de los isleños fue fundamental para que la flota pudiera cumplir su misión. Los millones que gastaron los armadores en la construcción y mantenimiento de los barcos resultaron valiosos. En las batallas navales, miles de isleños perdieron la vida, y sus sacrificios fueron y son parte inestimable del esfuerzo bélico.
En resumen, los combatientes isleños fueron la piedra angular del éxito en el mar, y este poder naval se apoyó totalmente en sus hombros. Ellos lo sacrificaron todo en el altar de la libertad, y con razón se les han escrito con letras de oro en la historia de la nación.
La Revolución de 1821 recibió un apoyo inestimable de parte de los isleños griegos. Estos, con sus enormes sacrificios económicos y en un clima de fraternal unidad, apoyaron la lucha de los griegos en el interior y escribieron páginas brillantes de heroísmo. Su ejemplo nos debe enseñar que con unidad y solidaridad podemos —y estamos obligados a— superar cualquier obstáculo.
Levantamiento griego
Es importante destacar que la contribución de los isleños griegos a la Revolución no se limitó a su poderío naval y sus sacrificios económicos. Los isleños también aportaron un gran número de combatientes a la causa. Miles de marineros e infantes de marina de las islas lucharon con valentía en las batallas navales y terrestres, demostrando su patriotismo y su determinación de liberar a Grecia del yugo otomano.
Los nombres de muchos héroes isleños han quedado grabados en la historia de la Revolución griega. Andreas Miaoulis, Konstantinos Kanaris, Antonios Kriezis, Iakovos Tombazis son solo algunos de los líderes navales que se distinguieron por su coraje y su habilidad táctica. Sus hazañas navales, como el incendio de la flota turca en Chios por Kanaris o la batalla de Spetses liderada por Miaoulis, se han convertido en leyendas y símbolos de la resistencia griega.
Además de los líderes militares, miles de marineros anónimos lucharon con valentía en las cubiertas de los barcos y en los remos de las galeras. Muchos de ellos perdieron la vida en las batallas navales, sacrificando su juventud y sus sueños por la libertad de su patria. Su sacrificio no fue en vano, ya que contribuyó de manera decisiva a la victoria final de la Revolución griega.
La contribución de los isleños griegos a la lucha por la independencia fue, por lo tanto, total. Aportaron su dinero, sus barcos, sus hombres y, sobre todo, su espíritu de lucha y su amor por la libertad. Su ejemplo nos inspira y nos recuerda que la unidad, la solidaridad y el sacrificio son las claves para superar cualquier obstáculo y alcanzar la libertad.
En definitiva, la Revolución griega fue un crisol en el que se forjó la nación griega moderna. Los isleños del Egeo, con su valentía, su patriotismo y su espíritu de sacrificio, desempeñaron un papel fundamental en este proceso histórico. Su legado sigue vivo hoy en día, recordándonos la importancia de la libertad, la unidad y la solidaridad para construir un futuro mejor.